venres, 11 de febreiro de 2022

O San Cosme do Monte

 

   29/09/1960. La noche: único diario de la tarde en Galicia.
   "Cuando ustedes estén leyendo estas líneas, yo regresaré de San Cosme de Galgao, San Cosmiño do Monte. A los nueve años de edad fui por vez primera. Me había ofrecido al santo una muchacha de casa. Encarnación Teijeiro, natural de Espasando de Arriba, en Riotorto. Vivió con nosotros cuarenta años. Yo había crecido a aquella edad hasta el metro sesenta, y mi peso rondaba los cuarenta y cinco kilos. Pálido y ojeroso, apenas podía con los zuecos, que los gastaba, ni con el impermeable de esclavina. Me coronaba una gorra marinera que
decía "Yate Giralda".
 
   Había que prevenir una muerte prematura. Bastaría un aire para llevarme de estas alamedas a las otras. Y Encarnación Teijeiro me ofreció al Santo que está en el monte en el descampado de la Xesta, desde donde se ve la tierra irse en ondas como el mar. Y allá fui, con una cabeza de cera en la mano. Y me pusieron el santo, y procesioné. Tardé quince años en engordar y en que saliese Encarnación Teijeiro de sobresaltos: Cosme fué lento pero seguro, y aqui estoy, incluso puedo decir que regordo y lucido.

   Y ahora vuelvo allá, por agradecimiento a los anárgiros Cosme y Damián. Vuelvo a aquel chan xesteiro, y llevo otra vez, en mis manos usadas, la consabida cabeza de cera. La pondré en las manos de D. José Antonio Chao, que es el párroco de Quende, y me recuerda de mi época de frágil. ¡Cómo es hermosa la otoñada allá arriba! ¡Qué cristales visten el mundo! Las antiguas, redondas cumbres de la sierra meiresa y de la Corda oscura, cierran los horizontes. Hacia el Suroeste se adivina la Terrachá, que tiene azules en el aire, y hacia el Noroeste está el mar que manda brétemas. Aquí parten aguas, y si voy a la Xesta me gusta acercarme al río de Gontán, que ya baja al Miño: un río sin prisas, un solazado vagabundo... La romería es sonada. Privan la empanada y el lacón, y canta la gaita. Esa es la verdad: canta la gaita en lo más alto,
por entre las meriendas. Canta libre, y tiene en brasas el fol. ¡Qué humana!

   Me gusta mucho tener esta particular amistad con el santo Cosme, y el que haya sido mi benéfica medicina en los años Infantiles. Le debo la presentación a mi Encarnación Teijeiro, a quien, además de un gran cariño, quizas retribuido por mi humilde corazón, adeudo un trato particular con la lengua gallega, que la aprendí de ella, entre cucharada y cucharada de requesón. Era Inteligente, y espiritual. Mi padre le había enseñado a leer, y de sus lecturas le venían ciertos redichos muy graciosos. Hablando de un asunto complicado y con consecuencias, decía:

   __Señorito, esto vai traer mais cola que o cometa Halley.

   Hablaba el gallego de los mirandcses naturales, que es muy fluido y tiene de la vecindad asturiana, esas  finales en in: comin, vecín, nenín... Yo era eso, el nenin querido, por quien se pedía a San Cosme algo de músculo y manteca. A San Cosme que está en el monte, en la soledad y la niebla, entre las sextas y el viento".

                                                                                                   Alvaro Cunqueiro.