Ya son varias las publicaciones escritas en gallego que ven la luz en nuestra tierra. Son varias
y de las mejores. No ya en el texto, que, por ser cosa nueva, y de plumas brillantes, tenía que
suceder. En el papel, en la impresión, en la factura. En todo. <<Nos>> y <<Céltiga>> aventajan a muchas publicaciones de España que hasta hoy se tenían como lo mejor. Galicia empieza a hacer sombra a Madrid. Por eso estas revistas son merecedoras de todo nuestro apoyo y cariño.
Y es ahora, al mismo Madrid adonde Galicia, por su más alta representación poética y enxebre, por el gran Cabanillas, va a plantar su bandera de lucha redentora. Esta bandera lleva un nombre lleno de poesía, como todos los que concretan el romanticismo seductor de los grandes hechos: <<As Roladas>>. Roladas significa, en nuestro idioma, bandadas de pajaritos nuevos que dejan el nido para tender, por vez primera, sus tiernas alas en el azul luminoso.
Nada más sugestivo ni más apropiado. Seremos todos pajarillos ensayando el santo vuelo de
nuestra libertad. . . y el ser águilas para defenderla.
La Revista, en este caso, no es lo más importante. Lo que principalmente se busca es que en
cada pueblo, en cada villa y en cada aldea de Galicia haya un grupo de personas que se junten
y constituyan una sociedad (rolada) donde se ame a Galicia en el corazón, en las palabras y en
los hechos. Y cada rolada (llamémoslas ya por su nombre) debe procurar adquirir datos de orden cultural en nuestra Tradición en nuestra Historia y en nuestra Leyenda, para publicar en <<As Roladas>>. No hay que decir lo importante que esto es ni lo que de éllo se deriva.
El manifiesto que dirigió Cabanillas (una de sus páginas más hermosas, más sentidas, más conmovedoras) a los gallegos, lo firman con él, Castelao, Fernández Flores, Rico, el Marqués de Figueroa, Leonardo Rodríguez, Prudencio Rovira, Pórtela Valladares y Antonio Palacios.
Algunas de estas firmas es posible que infundan sospechas a algunos . Hay su motivo . . .Pero
el hecho de que vengan avaluadas por las de Cabanillas, Castelao, Fernández Florez y Risco, es prometedor de algo bueno. Se puede abrir el pecho a grandes esperanzas.
¿Será arrepentimiento de cosas pasadas en estos señores o será una previsión de lo que pueda pasar? Cualquiera de estas dos cosas que sea es para felicitarse del hecho. No por el valor que pudieran dar, aunque fuese mucho. Por la significación de la actitud. Por la ejemplaridad. Y aun por lo que pueda ilustrarnos... ¿No creéis que alguno de estos señores, cuya delicadeza de espíritu no puede negarse, habrá sentido repugnancia a ciertas cosas que la realidad política de nuestro país, de Galicia, le haya obligado a hacer, si quería conservar su puesto? Y no creéis que estaría deseando la ocasión de desprenderse de aquella tiranía y aun derribarla para siempre? Nada tiene de inverosímil.
En estas cosas he pensado muchas veces. Siempre que he visto que, por un error de táctica o por la fuerza del tópico, no hacíamos más que hablar mal de los caciques y culparlos denuestro atraso. Me preguntaba yo: <<¿Pero es que en Galicia sólo hay caciques? Caciques de verdad, macizos, quizás no haya un cíento. ¿Y no somos los gallegos cientos de miles? Estamos haciendo el ridículo." Murmurábamos del cacique creyendo así combatirle>>.
Y una cosa es murmurar y otra cosa, bien distinta, es combatir. Si en vez de esto hiciésemos ver al pueblo que él tenía la culpa de que hubiera caciques y que podía barrerlos cuando quisiera, es posible que las cosas estuviesen de otro modo. Pero se le enseñó a quejarse y a sufrir, en vez de adiestrarlo en la lucha. Y llegó a lo que llega el alma humana en estos casos : a recogerse, a concentrarse en sí mismo. Inerte, sin voluntad, desconfiado. Hizo de sus cuitas el cariño de su vida, como hacemos todos con las ilusiones muertas. Hasta nuestra literatura se dejó arrastrar por este gran defecto. En tales condiciones no era posible que ningún político pudiese tener un gesto de alta ciudadanía. Se encontraba solo.
Del gran Cabanillas, que redactó el manifiesto, son estas palabras bellísimas. Se refiere a todo el que figure en <<As Roladas>>:
en camiño o que non seipa onde se alcontra. . . >>
Y en este mismo periódico, este pasado febrero decía yo: <<Démonos la mano todos los que sintamos el santo deseo de ir en pos del mañana redentor de nuestra amada tierra. Sin odios, sin malquerencias para nadie. Es obra que requiere amplitudes generosas y tolerancia fecundas>>.
El pensamiento es el mismo. No sé qué dirán ahora algunos amigos míos que me habían reprendido cariñosamente aquellas palabras cordiales.
Sea bienvenido el nuevo refuerzo y dispongámonos todos a cumplir como buenos. Nada de cizaña ni de rencillas. El ejemplo es el mejor predicador. Aunque veáis que otros siguen camino distinto, no os inquieteis demasiado. Es posible que al fin coincidamos y nos encontremos en la misma ruta".